Aunque se ha demostrado que la leche de fórmula es capaz de saciar y alimentar a los bebés de una manera nutricionalmente equilibrada, la leche materna es un mucho más que un alimento, es un “elixir” cuya fórmula natural lleva millones de años evolucionando y perfeccionándose para adaptarse a la medida de las necesidades humanas.
La OMS afirma que “la leche materna promueve el desarrollo sensorial y cognitivo, además de proteger al bebé de enfermedades infecciosas y crónicas. La lactancia natural exclusiva reduce la mortalidad infantil por enfermedades de la infancia, como la diarrea o la neumonía, y favorece un pronto restablecimiento en caso de enfermedad. La lactancia natural contribuye a la salud y el bienestar de la madre, ayuda a espaciar los embarazos, disminuye el riesgo de cáncer ovárico y mamario, incrementa los recursos de la familia y el país, es una forma segura de alimentación y resulta inocua para el medio ambiente.
Gracias a las investigaciones científicas, realizadas en las últimas décadas, se han ido desvelando los componentes precisos y los innumerables beneficios de la leche materna y se ha vuelto a poner en valor una práctica que comenzaba a caer en desuso en los países desarrollados.
Acción directa sobre el sistema inmunitario
Un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) ha encontrado pruebas de que la leche materna activa el crecimiento de células T reguladoras (Treg) que ayudan a controlar la inflamación y a hacer frente a las enfermedades autoinmunes.
Los investigadores han descubierto que las células Treg se expanden profusamente durante las tres primeras semanas de vida y son casi dos veces más abundantes en los bebés amamantados que en los que toman leche de fórmula. Además, se ha constatado que las células T reguladoras tienen una mayor acción supresora (debido a una mayor expresión de la molécula HLA-DR) en los bebes que reciben leche materna. El papel de estas células es tan importante que su escasez o mal funcionamiento es el responsable de las enfermedades autoinmunes.
Otro de los descubrimientos del estudio ha sido que el sistema inmunitario de los niños alimentados con leche materna es más tolerante hacia las células de la madre gracias a las Treg y a la menor producción de citocinas (moléculas causantes de la inflamación)
Durante los primeros meses de vida, el sistema inmunitario de los bebés pasa por un duro adiestramiento para aprender a luchar contra los patógenos y, al mismo tiempo, reconocer las moléculas de su propio organismo para no atacarlas por error; lo que provocaría una enfermedad autoinmune. Los hallazgos en torno a las células Treg podrían explicar por qué los niños amamantados tienen un menor riesgo de desarrollar dolencias de tipo autoinmune.
Si estás embarazada es probable que en este momento te estés planteando cuestiones cruciales para la salud de tu futuro hijo, como la posibilidad de conservar la sangre de su cordón umbilical o la conveniencia de criarle con leche materna. Si tienes dudas sobre la lactancia, olvídate de falsos mitos y déjate asesorar por alguno de los grupos de apoyo presentes en toda España.