La microbiota intestinal juega un papel crucial en nuestra salud, y su desequilibrio puede desencadenar diversas enfermedades, entre ellas, la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII). En este artículo vamos a explorar en profundidad la relación entre la microbiota y la EII, y cómo la investigación en esta área podría abrir nuevas vías de tratamiento.
Llamamos microbiota al conjunto de microorganismos que habitan en nuestro tracto gastrointestinal. Esta comunidad de bacterias, virus, hongos y otros microorganismos, desempeña un papel vital en nuestra salud, participando en funciones como la digestión, la producción de vitaminas, la educación del sistema inmunológico (la archiconocida relación intestino-cerebro) y la protección contra agentes patógenos.
Microbiota: un ecosistema en equilibrio
La microbiota intestinal es un ecosistema complejo y dinámico. La diversidad y el equilibrio de este ecosistema son fundamentales para mantener un estado de salud óptimo. Factores como la dieta, el estilo de vida, el uso de medicamentos (especialmente antibióticos) y la genética pueden alterar la composición de nuestra microbiota, lo que da lugar a la disbiosis, que no es otra cosa que una alteración en la composición de la microbiota, un desequilibrio en la población bacteriana de nuestro intestino que puede desencadenar diversas enfermedades. En el caso de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII), que incluye a la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, la disbiosis parece jugar un papel importante.
La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII)
La Enfermedad Inflamatoria Intestinal es un término que engloba a la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, dos enfermedades crónicas que causan inflamación en el tracto gastrointestinal y pueden generar síntomas como diarrea, sangrado rectal, dolor abdominal, fatiga y pérdida de peso.
Genética y Enfermedad Inflamatoria Intestinal
Se ha identificado un componente genético en la EII.
Las personas con familiares de primer grado afectados tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Sin embargo, la predisposición genética no es el único factor, ya que no todas las personas con una predisposición genética desarrollan la enfermedad. Esto sugiere que otros factores, probablemente ambientales, son necesarios para desencadenarla.
El estilo de vida moderno, caracterizado por dietas procesadas, falta de actividad física, uso excesivo de antibióticos, entre otros, ha sido asociado con un mayor riesgo de desarrollar EII. Estos factores pueden alterar la composición de la microbiota, promoviendo la disbiosis y, en consecuencia, inflamación intestinal.
Microbiota y EII: Una Relación Compleja
La relación entre la microbiota y la EII es compleja y aún no se comprende completamente. Sin embargo, se sabe que los pacientes con EII presentan una microbiota alterada, con una disminución de la diversidad de bacterias y un aumento de bacterias potencialmente patógenas.
Bacterias Beneficiosas y EII
En las personas con EII, se ha observado una disminución de ciertas bacterias beneficiosas, como Akkermansia muciniphila y Faecalibacterium prausnitzii. Estas bacterias son conocidas por sus propiedades antiinflamatorias y su papel en el mantenimiento de la salud intestinal.
Bacterias Patógenas y EII
Por otro lado, se ha observado un aumento de bacterias potencialmente patógenas en los pacientes con EII. Esto puede contribuir a la inflamación intestinal y a la exacerbación de los síntomas de la enfermedad.
Nuevas Perspectivas de Tratamiento: Células Madre y Microbiota
La investigación en el ámbito de la microbiota y la EII ha abierto nuevas vías para el desarrollo de tratamientos. Un área de estudio prometedora es la utilización de células madre para restaurar el equilibrio de la microbiota.
Las células madre son células no especializadas que tienen la capacidad de convertirse en diferentes tipos de células. En el contexto de la EII, las células madre podrían utilizarse para reparar el tejido intestinal dañado y restaurar el equilibrio de la microbiota intestinal.
Microbiota y Células Madre: Una Interacción Beneficiosa
La interacción entre las células madre y la microbiota puede ser beneficiosa para el tratamiento de la EII. Por un lado, las células madre pueden ayudar a restaurar la diversidad de la microbiota. Por otro lado, una microbiota saludable puede mejorar la eficacia de las terapias con células madre.
La relación entre la microbiota y la Enfermedad Inflamatoria Intestinal es compleja y multifacética. La comprensión de esta relación puede abrir nuevas vías para el tratamiento de la EII, incluyendo la utilización de terapias con células madre, algunos centros médicos, como El Hospital Clinic de Barcelona, han empezado a aplicar este tipo de tratamientos con pacientes que no respondían con éxito a los fármacos, sorprendentemente el 80% de los pacientes trasplantados con sus propias células madre se encontraban en 2009 en fase de remisión total de la enfermedad, y el 20% restante mostraron notorias mejorías después del trasplante, según afirman investigadores del Hospital Clinic de Barcelona.
Aunque la investigación en este campo todavía está en sus etapas iniciales, los resultados hasta la fecha son prometedores y pueden llevar a tratamientos más efectivos y personalizados.
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Fuentes: https://www.clinicbarcelona.org/noticias/celulas-madre-para-tratar-la-enfermedad-de-crohn