El cordón umbilical es un órgano imprescindible para la subsistencia y crecimiento de los embriones. A lo largo del embarazo, el cordón es el único canal que conecta al bebé con el cuerpo de su madre, proporcionándole oxígeno, nutrientes y anticuerpos maternos, y permitiéndole expulsar los residuos generados.
Pero la importancia del cordón umbilical prosigue tras la gestación, ya que las células madre presentes en su tejido y su sangre puede ser extraídas, almacenadas y posteriormente utilizadas como tratamiento para más de ochenta enfermedades, incluyendo varios tipos de cáncer, enfermedades genéticas, enfermedades de la sangre, y deficiencias del sistema inmunológico.
Tras el nacimiento, el corte del cordón y su eventual criopreservación, el bebé conservará un pequeño bulto de piel que primero se secará y posteriormente se caerá por sí solo. Una vez que lleguéis a casa con vuestro bebé os surgirán muchas dudas sobre este este trozo de tejido umbilical que dará lugar a su ombligo. Desde Vidacord queremos ayudaros a resolverlas:
¿Cuántos días tarda en caerse?
Depende de cada niño, pero lo más frecuente es que acabe desprendiéndose entre ocho y diez días después del nacimiento. En los bebés nacidos por cesárea el intervalo de tiempo puede incrementarse hasta los 12-15 días. Una vez que se cae, la pequeña herida resultante cicatrizará en pocos días (3-5)
¿Puedo bañarle si aún no se le ha caído?
Aunque existen muchos mitos sobre este tema, la Asociación Española de Pediatría recomienda bañar a los niños desde el primer día y aprovechar ese momento para limpiar la zona del ombligo. No obstante, al principio, los baños deberán ser breves y podrán ir prolongándose a medida que el bebé vaya creciendo.
¿Cómo debo curarlo?
Además de lavarlo con agua y jabón, los pediatras hacen mucho hincapié en la necesidad de mantenerlo seco y de no taparlo con gasas, ya que esto favorecía la creación de un entorno húmedo que ralentizaría la cicatrización y podría convertirse en un foco de infección.
Al margen de su limpieza durante el baño, es conveniente desinfectarlo -hasta su cicatrización- tras cada cambio de pañal con alcohol de 70o. Deberéis hacerlo así hasta su completa cicatrización.
Aunque hace años era una práctica habitual, actualmente está totalmente desaconsejado el uso de fajas u ombligueros que entorpecen la respiración de los pequeños y no sirven de nada en el caso de posibles hernias.
¿Qué debería alarmarme?
Son poco frecuentes, pero existen algunas anomalías en el ombligo de los bebés que deberían poneros en alerta y llevaros a consultar al pediatra: si no se cae tras un mes del nacimiento, si se produce una hernia, si la piel de alrededor se enrojece y se vuelve más dura o si supura un líquido rojizo y fétido (onfalitis) -aunque si es normal que pueda haber un ligero sangrado- o si una vez que se ha caído, en el fondo del ombligo brota un minúsculo bulto rosáceo y brillante (granuloma)
Sin embargo, como ya hemos dicho, son complicaciones poco habituales y que, generalmente, no revisten gravedad. Así que no os preocupéis por vuestro pequeño, con una correcta higiene y el seguimiento por parte del pediatra, en poco tiempo dirá adiós a ese resto del cordón umbilical y lucirá un bonito ombligo.