¿Habéis sorprendido a vuestro pequeño tratando de escalar los barrotes o haciendo una montaña de peluches para escapar de la cuna? No cabe duda, ha llegado el momento de pasarle a una cama “de mayores”, antes de que en uno de sus intrépidos intentos acabe por daros un susto.
Quizá os parezca demasiado pronto, -hace nada era una criaturita recién nacida que solo sabía comer y dormir, ¿verdad? – pero, aunque cada niño tiene su propio ritmo, lo habitual es que se aburran de su cuna entre los 2 y los 3 años.
Intentar salir de la cuna puede ser una señal, pero no es inequívoca, ya que a veces, lo único que sucede es que quieren probar su habilidad para escabullirse de un sitio complicado, pero no desean dejar de dormir en su camita.
En ocasiones, es el propio niño quien os lo pide con su “lengua de trapo”: “quiero `mimir´ en una cama”. Esto suele suceder, sobre todo, en el caso de hermanos pequeños, que están deseando dormir en una cama de verdad cómo sus hermanos mayores.
Pero, el motivo indiscutible del cambio a la cama es comprobar que la cuna se le ha quedado pequeña a “vuestro grandullón”, que ya choca con la cabeza o con los pies o que golpea con los barrotes laterales cuando se gira mientras duerme. El equipo de Vidacord ha elaborado varias recomendaciones para que el cambio sea suave y no descoloque al niño:
- Evitar que coincida con situaciones que puedan incrementar el estrés del pequeño: la llegada de un hermanito, el abandono del pañal…, etc.
- Contar con vuestro hijo a la hora de desmontar y guardar la cuna y de elegir el tipo de cama o las sábanas; así sentirá que forma parte del proceso y lo asumirá mejor.
- Es importante que la cama elegida no sea demasiado alta para que pueda subir y bajar con facilidad y que lleve una barrera incorporada (o que instaléis una si no la lleva) que impida que el niño pueda caerse.
- Colocad la cama en el lugar que ocupaba la cuna y cread un entorno acogedor. Aunque guardéis la cuna, los peluches deben seguir acompañando a su mejor amigo: vuestro peque. Una pequeña estantería con sus cuentos favoritos o una mesita baja con pinturas y papel, completarán un ambiente en el que vuestro hijo se sentirá seguro y tranquilo.
- Para crear un refuerzo positivo, podéis iniciar nuevos rituales nocturnos que vayan asociados a la cama, como leer un cuento antes de dormir o dar las buenas noches y arropar a los peluches que duerman con él.
Lo más importante es que sea una transición natural y que el niño lo haga convencido e ilusionado, así se convertirá en un paso positivo de su desarrollo.