El embarazo es un periodo de dulce espera y de toma de decisiones importantes -como la de conservar las células madre del cordón umbilical -, pero también es el momento en el que preparamos el hogar para la llegada del bebé y, de manera muy especial, su habitación.
La primera toma de contacto de los niños con su entorno se crea en el hogar, por ello la habitación del bebé debe ser un lugar planificado con mimo para facilitar el descanso, el juego y el aprendizaje.
La doctora, pedagoga, psiquiatra y filósofa María Montessori fue la creadora de un sistema educativo basado en el respeto a los derechos de los niños y en su capacidad espontánea para aprender: el método Montessori. Esta filosofía, sostiene que hay que dar libertad a los más pequeños para que satisfagan su curiosidad natural y descubran el mundo a través de sus propias experiencias. Una buena introducción a este sistema es diseñar la habitación del bebé siguiendo los principios Montessori.
Y ¿cómo se monta una habitación Montessori? Para ello hay que basarse en tres principios: potenciar la independencia y la autonomía de los niños, mantener el orden y no sobrecargar el espacio con demasiados objetos.
Cama en vez de cuna
Es lo más llamativo de la habitación, la presencia de una cama de suelo, que da la opción al pequeño de subir y bajar cuando lo desee y, además, le ofrece una perspectiva sin obstáculos del entorno. Actualmente existen en el mercado muchos tipos de camas de suelo, desde las más sencillas -con un simple colchón- hasta las más estilosas, tipo casita o tienda de campaña.
Espejo
Una herramienta tan elemental proporcionará horas de entretenimiento al bebé, le ayudará a reconocerse y a practicar los movimientos del cuerpo. A partir de los ocho meses, un espejo con barra le incitará a levantarse y a empezar a caminar.
Juguetes accesibles
Unos pocos juguetes, colocados en estanterías bajas, al alcance del niño. Esto fomenta la independencia y el orden, ya que puede elegir por sí mismo con qué quiere jugar sin tener que pedirlo y, poco a poco, va aprendiendo a colocar cada juguete en su sitio.
Zona de lectura
El sistema será el mismo que con los juguetes, unas estanterías accesibles para que el niño pueda ver los libros y cogerlos por sí mismo. Una buena idea es exponer solamente unos cuantos libros e ir cambiándolos periódicamente, así la novedad llamará la atención del niño y le impulsará a cogerlos.
Espacio de arte:
La faceta artística es esencial en la evolución del pequeño, por ello, debe tener su lugar en la habitación Montessori. Será suficiente con una pizarra de madera -con dos caras, una para pintar con tiza y otra con rotulador- y con un kit de materiales que podrás ir rotando al igual que los libros.
Si te interesa la filosofía Montessori, estos sencillos consejos te ayudarán a preparar la habitación ideal para tu bebé.