Con la aparición del COVID-19 surgieron enormes incertidumbres acerca del alcance, la expansión o el tratamiento de esta nueva enfermedad… Una de las cuestiones más delicadas era cómo podía afectar este virus a los bebés nonatos y a los recién nacidos, y si había alguna manera segura de inmunizarlos.
A lo largo de este año han ido publicándose investigaciones científicas que aportan valiosos conocimientos sobre este tema. Uno de los más tranquilizadores ha sido el estudio realizado por la Universidad de Filadelfia que concluye que “tras una infección asintomática o sintomática ocurrida durante el embarazo, los anticuerpos IgG maternos contra el SARS-CoV-2 se transfieren a través de la placenta. Las concentraciones de anticuerpos en la sangre del cordón del recién nacido se correlacionan con las concentraciones de anticuerpos maternos y con la duración entre el inicio de la infección y el parto. Estos hallazgos demuestran el potencial de los anticuerpos específicos del SARS-CoV-2 derivados de la madre para brindar protección neonatal contra la enfermedad por COVID-19”
Este informe también apuntaba a que la vacunación de las mujeres embarazadas podía alcanzar al bebé que se estaba gestando. Esta teoría ha quedado confirmada por otros estudios como el llevado a cabo en febrero de este mismo año por el Centro Médico de la Universidad Hebrea de Hadassah (Israel), donde tras analizar la sangre de madres vacunadas durante el embarazo y la sangre de los cordones umbilicales de 20 recién nacidos descubrieron que los bebes tenían anticuerpos. Y sin necesidad de salir de nuestro país, a finales de marzo, llegó al mundo Bruno el primer bebé español en nacer con anticuerpos contra el COVID-19; tras la vacunación de su madre durante el tercer trimestre de embarazo.
Son todas ellas noticias positivas que amplían la comprensión acerca del increíble papel del cordón umbilical, y de la sangre que circula por él, en el proceso de la gestación y en la protección de los recién nacidos ante las posibles amenazas del mundo al que llegan.
Conservar la sangre del cordón umbilical es apostar por el extraordinario potencial de sus células madre: actualmente están indicadas para el tratamiento de más de 80 enfermedades y cada día se van descubriendo nuevas aplicaciones médicas.