Para empezar, es preciso desterrar un mito: los partos sin dolor no existen. Ni siquiera la epidural puede librar a la gestante de todos los dolores, porque no puede ser administrada hasta que la dilatación llega a 5 cm y, durante ese proceso, las contracciones son intensas. Pero, aunque la epidural suele ser la elección mayoritaria para reducir el dolor, algunas de las futuras mamás no pueden o no desean utilizar esta clase de anestesia.
Por ello, muchas mujeres buscan alternativas que les permitan vivir la experiencia del parto de forma activa y con un menor sufrimiento. Desde Vidacord te explicamos algunas de ellas:
Parto de baja intervención médica
Se trata de acompañar, asistir y guiar a la embarazada durante el proceso fisiológico, dejando que se desarrolle de la manera más natural posible y creando un ambiente de confianza e intimidad. Para hacer que se sienta lo más cómoda posible, se pueden utilizar técnicas de relajación, respiración, masajes, posturas, duchas de agua caliente, accesorios como pelotas de pilates o sacos térmicos, que facilitan el descenso del bebé y reducen el dolor. La acupuntura o la hipnosis son algunas de las innovadoras tácticas que pueden emplearse para reducir el malestar.
Mediante la colocación de agujas estériles en puntos específicos del cuerpo, la acupuntura estimula la producción de endorfinas, las hormonas del bienestar, y ayuda a controlar la sensación dolorosa durante las contracciones. Por su parte, la hipnosis, es un estado de trance inducido por un psicoterapeuta que contribuye a atenuar el dolor, controlar la ansiedad y favorecer la relajación muscular.
Este tipo de parto favorece el vínculo entre la mamá y el bebé, permite una recuperación más rápida y evita los posibles efectos secundarios de la anestesia. Sin embargo, también presenta algunos riesgos, como la posibilidad de sufrir desgarros, hemorragias o complicaciones que requieran una cesaría no programada; por ello es recomendable realizarlo en un centro médico oficial, preparado para proporcionar atención clínica en caso necesario.
Parto en el agua
El parto en el agua es aquel que se realiza sumergiendo a la mujer en una bañera o piscina con agua templada durante el trabajo de parto o el expulsivo. El agua ayuda a relajar los músculos, a dilatar el cuello del útero y a disminuir el dolor. Además, favorece la movilidad y la intimidad de la madre y facilita la adaptación del bebé al medio exterior.
Algunas de sus ventajas son que acorta la duración del parto, reduce el uso de episiotomía y mejora el estado emocional de la madre y el bebé. Sin embargo, también tiene algunas limitaciones, como la necesidad de contar con un equipo especializado, la imposibilidad de monitorizar al bebé continuamente o el riesgo de infección o aspiración del agua.
Hay que tener en cuenta que esta modalidad de parto solo será posible en mujeres que hayan tenido un embarazo de bajo riesgo y que no presenten cesáreas anteriores.
Tu parto es tuyo, así que puedes decidir con antelación cómo quieres que sea, para ello es recomendable que prepares un plan de parto y que elijas un centro sanitario que cuente con las instalaciones y los materiales necesarios para llevar a cabo el parto que deseas (bañera, sala de dilatación con accesorios…)
Estos son solo algunos ejemplos de tipos de parto pensados para minimizar el dolor. Lo más importante es que cada mujer elija el que más se adapte a sus deseos y expectativas, siempre con el asesoramiento y el apoyo de su médico y su matrona.