Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer sufre una gran transformación interior y exterior. La presencia, durante nueve meses, de un pequeño “pasajero” lo cambia todo. Las hormonas se revolucionan, los órganos se mueven para hacer espacio al bebé, los músculos se vuelven más flexibles, la piel se hace más fina y sensible, la postura corporal se modifica y aparecen dolores de espalda, los pechos se agrandan…
Tras el parto, la situación corporal suele resumirse en kilos de más, cabellos de menos, nuevas “compañeras corporales” como las estrías o las cicatrices de la cesárea, piel más seca y flácida, pezones doloridos y un lógico cansancio acrecentado por la ausencia de horas de sueño. Psicológicamente puede que la mamá se encuentre nerviosa, algo deprimida o con la libido muy baja. Todo volverá a su lugar, …o casi todo, pero serán necesarios dos elementos: paciencia y constancia.
Durante los dos primeros meses, lo mejor es no preocuparse y dedicarse completamente a disfrutar del bebé, a reponer fuerzas y a descansar todo lo que sea posible.
Después de ese periodo, se puede empezar a practicar de forma regular algún ejercicio de baja intensidad: pilates, yoga, ejercicios hipopresivos, natación…, son todos recomendables para comenzar a ejercitar nuestro cuerpo suavemente.
También es el momento de acudir a un nutricionista profesional. No se trata de seguir un régimen estricto, ni de buscar una dieta por nuestra cuenta. Lo más importante ahora es nuestra salud y la de nuestro hijo (sobre todo si lo estamos amamantando) y es fundamental cubrir correctamente todas nuestras necesidades nutricionales. Considerando estos factores, el nutricionista diseñará un menú a medida que nos ayude a comer de forma saludable y al mismo tiempo a ir eliminando la grasa que no necesitamos.
Resultará muy útil tomar algún complemento alimenticio especialmente indicado para después del parto, que nos dará un aporte extra de bienestar, energía y belleza. El recuperador biológico post-parto de Carmenta ayuda a mejorar el estado de la piel, el cabello y las uñas debilitadas, regula la mala circulación y disminuye la celulitis, la flacidez y las estrías. Además, minimiza la fatiga, la astenia y la ansiedad y estimula la libido.
Junto con el ejercicio y la nutrición, la cosmética será otra de nuestros aliados para volver a sentirnos bien y, en concreto, para devolverle a la piel su aspecto anterior. Aquí, la constancia es imprescindible, de nada sirve usar una crema excelente si no la aplicamos a diario. Lo ideal es utilizar una emulsión corporal para devolver su elasticidad a la piel de todo el cuerpo y aparte, emplear cremas específicas para los problemas más concretos, como las estrías o la irritación del pezón.
Así que ¡animo!, porque -aunque ahora no te lo creas- siguiendo nuestros consejos, con paciencia y constancia, volverás a sentirte “en tu propia piel”.