A partir de la semana 37 de gestación os sentís pesadas e incómodas, el cansancio es constante y os cuesta encontrar una postura adecuada para dormir. Además, la espera se os está haciendo eterna y la impaciencia por tener, por fin, a vuestro bebé en brazos, os hace desear que el parto llegue lo antes posible.
En esta situación, observáis atentamente cualquier signo que pueda adelantar que tan ansiado momento está, por fin, a punto de suceder. Pero ¿cuáles son exactamente esas señales fisiológicas tan reveladoras?
Expulsión del tapón mucoso
Una de las más evidentes es la expulsión del tapón mucoso. Se denomina así a un líquido de textura densa y gelatinosa, situado en el cuello del útero, que actúa como barrera física, química e inmunológica para evitar la entrada de gérmenes e infecciones. Aunque es un indicador de que el parto está cerca, no supone una señal de alarma para ir corriendo al hospital, ya que pueden pasar todavía días hasta que esto suceda. Ante la duda, consultad siempre con vuestro ginecólogo.
Bajada de la tripa
Cuando el final del embarazo está próximo el bebé comienza a tomar posiciones. Al descender y encajarse sobre la pelvis notaréis la tripa más baja, una mayor facilidad para respirar (al liberar la zona pulmonar) y ganas más frecuentes de orinar (estará presionando la vejiga)
Romper aguas
Es el más inequívoco de todos los signos que indican que el parto es inminente. La bolsa amniótica que protege a vuestro bebé se rompe y como consecuencia libera el líquido que tiene en su interior. Algunas mujeres comienzan con las contracciones inmediatamente después de romper la bolsa, pero otras pueden tardar horas o incluso no llegar a ponerse de parto y que se lo tengan que inducir. En cualquier caso, si se rompen aguas es conveniente acudir al hospital para que los médicos puedan comprobar el bienestar del feto y determinar los pasos a seguir.
Como veis, la recta final del embarazo es un período lleno de dudas, de ilusión y de preparativos. También es la ocasión ideal para plantearse la recogida y crioconservación de la sangre del cordón umbilical de vuestro hijo. El proceso es sencillo e indoloro, pero tan solo puede realizarse en el momento del parto, por eso es importante haberlo decidido y organizado con anterioridad.
Las células madre de sangre de cordón llevan salvando vidas desde hace más de 30 años, a lo largo de los cuales han sido empleadas en más de 50.000 trasplantes alogénicos.