Las dos últimas décadas del siglo XX estuvieron marcadas por la aparición y propagación de un terrible virus que, desde entonces, ha causado la muerte de unos 40 millones de personas en todo el mundo: el VIH.
Los últimos datos revelan que 38,4 millones de personas son portadoras de VIH. Afortunadamente, el desarrollo de los antirretrovirales ha logrado que se convierta en una enfermedad crónica, con la que los pacientes pueden convivir durante más tiempo y con un mejor estado de salud.
Sin embargo, no todos los enfermos de VIH pueden acceder a estos tratamientos (más de 10 millones de personas, en países en desarrollo, no reciben fármacos antirretrovirales), los contagios se siguen produciendo y la enfermedad continúa causando unas 650.000 muertes al año.
Los avances que se han alcanzado en la lucha contra el VIH son impresionantes: antirretrovirales que evitan la letalidad, frenan la propagación y previenen la transmisión maternofilial; terapias preventivas (profilaxis prexposición PrEP) … Al mismo tiempo, los científicos llevan décadas buscando una vacuna, pero no es una búsqueda sencilla. De hecho, recientemente han sido cancelados varios de los ensayos más prometedores ante su falta de eficacia.
Sin embargo, no existía ninguna cura… hasta que se introdujo un nuevo elemento en la ecuación: las células madre. Gracias a su uso, en los últimos años, hasta cuatro personas han logrado eliminar el virus de sus organismos.
Las células madre de cordón umbilical solo necesitan un 50% de identidad genética
La última de ellas ha sido la conocida como Paciente de Nueva York, que lleva dos años y medio sin señales del virus, tras haber recibido un trasplante de células madre procedentes de cordón umbilical. Al igual que en los casos anteriores -el Paciente de Berlín, el de Londres y el Düsseldorf, esta persona era seropositiva y, además, había desarrollado un cáncer hematológico. Tras la actuación médica tanto el cáncer como el VIH desaparecieron.
Los tres primeros casos utilizaron células madre adultas procedentes de un donante compatible. Para la paciente de Nueva York se optó por las células madre de cordón umbilical porque solo necesitan un 50% de identidad genética (frente al 100% de las células madre adultas), con lo que resulta más fácil encontrar un donante.
Hoy en día, este tratamiento no es extrapolable a todas las personas con VIH, pero ya están en curso varias investigaciones de terapia génica cuya estrategia pasa, por ejemplo, por alterar en el laboratorio las células del propio paciente para realizar un autotrasplante.
Así, gracias a las células madre de cordón umbilical, este abordaje podría ser escalable y lograr, por fin, lo que parecía imposible: la curación del VIH.