El cordón umbilical es un pequeño milagro de la naturaleza, perfectamente diseñado para unir al bebé con la placenta y para proporcionarle todo aquello que necesita durante el embarazo. Por su interior discurren arterias y venas que realizan el intercambio de sustancias nutritivas y sangre rica en oxígeno, entre el embrión y la placenta. Se forma entre la quinta y la décimo segunda semana de gestación, tiene aspecto helicoidal y suele medir entre 50 y 56 centímetros.
Se trata de un órgano vital para el desarrollo de la vida del embrión. Durante nueve meses, el cordón será la única vía que una al bebé al cuerpo de su madre y gracias a él podrá respirar, alimentarse, eliminar aquello que no necesita y recibir los anticuerpos maternos.
A través de sus arterias y venas circularán incesantes: nutrientes para alimentarlo, sangre rica en oxígeno, dióxido de carbono eliminado tras la respiración, deshechos de la alimentación y, -cuando el final del embarazo se aproxime-, un ejército de anticuerpos procedentes del organismo de la madre que darán origen al sistema inmunológico del bebé.
Tras el nacimiento, es necesario cortarlo para que el bebé comience a respirar por si mismo, pero la OMS recomienda esperar entre 30 y 120 segundos, de forma que siga transfiriendo sangre rica en nutrientes y proporcione una reserva de hierro al niño. Así se reducirá el riesgo de padecer una hemorragia intraventricular.
Hace años, cuando finalizaba el parto, el cordón y la placenta se desechaban, pero actualmente, la ciencia reserva un último y trascendental papel para el cordón umbilical. Las investigaciones han descubierto que es posible extraer células madre del cordón umbilical y conservarlas para ser utilizadas posteriormente en la lucha contra posibles enfermedades del sistema inmunológico y dolencias graves de la sangre como la leucemia y el linfoma.
Bancos privados de sangre de cordón umbilical, como Vidacord, hacen posible recoger la sangre y el tejido procedente del cordón umbilical, procesarlos y almacenarlos en tanques de criopreservación.
Hoy en día, las células madre ayudan a tratar de forma eficaz más de 80 enfermedades mediante la generación de nuevas células y tejidos sanos, pero las investigaciones siguen en marcha y todo parece indicar que sus aplicaciones médicas se multiplicarán durante los próximos años.